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Gail Falkenberg: una intrépida abuelita

16 Abr

Tejer un pulóver al crochet, jugar a la canasta mientras disfruta de una empalagosa torta y hacer aqua gym con un grupo de jubilados, no son las actividades corrientes de Gail Falkenberg. Esta “abuelita” estadounidense de 69 años decide ocupar la mayor parte de su tiempo jugando al tenis, deporte en el cual compite profesionalmente, y donde hace unos días venció a una chica de 22 años y enfrentó a una ex número uno del mundo Junior medio siglo más joven que ella.

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Falkenberg preparando su servicio.

Hasta los treinta y tantos años, Gail Falkenberg jamás había tomado una clase de tenis. Es decir que la vecina de Ocala, una pequeña ciudad de la Florida, reconocida en todo el globo (¿) como la capital mundial del caballo, nunca tuvo que sufrir el interminable canasto de pelotas para perfeccionar un golpe. Tampoco tuvo que practicar los diferentes efectos del servicio ante la penetrante mirada de un entrenador que reclama mayor flexión de las rodillas. El camino de la señora Falkenberg no fue el convencional. Recién en 1985, cuando tenía apenas 38 años, disputaría su primer torneo profesional. A los 43 se retiraría, pero antes habiendo alcanzado el puesto 360° del ranking WTA.

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“El Australian Open de 1988 probablemente haya sido el highlight de mi carrera tenística. Aquel año compartí el vestuario con Chris Evert, Martina Navratilova y Steffi Graff. Haber ganado una ronda fue tremendo”, le cuenta a EfectoTenis sobre el único Grand Slam que disputó, donde logró avanzar una rueda de la clasificación.

Previo a su incursión en el tenis de alto nivel, en los sesenta, en la Universidad de California de Los Ángeles, Falkenberg conformó el equipo de tenis y se graduó de Licenciada en Arte y también realizó una Maestría en Bellas Artes. Luego, durante quince años, desarrollaría su carrera laboral dentro de la producción audiovisual. “Después de todo eso, nada más que tenis. Es por ello que tener éxito a tan alto nivel significa muchísimo para mí”, relata Falkenberg, quien de 1991 a 1999, entrenó a hombres y mujeres de la Universidad Central de Florida, en Orlando.

Pero la historia recién está tomando temperatura, cuatro veranos atrás decidió que el mote de tenista retirada no era el indicado para una señorita de su edad y volvió a la actividad profesional disputando Women’s Circuits –el equivalente a los Futures de los hombres-, a través del ingreso que le otorgaba su ranking nacional de la USTA.

“Me sigue gustando. El tenis me mantiene joven”, comenta unos días después de haber terminado una racha de 35 derrotas consecutivas, su última victoria había sido en 1998. El domingo pasado en el Women’s Circuit de Pelham, en Alabama, superó contundentemente a su compatriota Rosalyn Small, de 22 años, por 6-0 y 6-1. “Pensé que ella podía llegar a tener problemas con mi juego de efectos y finalmente los tuvo. Estoy muy satisfecha de haber ganado de esa manera”, aclaró Falkenberg sobre aquel match.

Cuando habla sobre su juego de efectos se refiere a los estilos de saque que ejecuta: de arriba (a lo socia dominguera de un club palermitano) o de abajo, parecido a uno de ping pong. También, todos sus golpes son con mucho slice, efecto que hace que la pelota se deslice sobre la superficie y el pique sea bajo. Además, su vestimenta, al igual que su estilo de juego, ejerce un anclaje con el pasado. Falkenberg juega toda vestida de blanco, de los pies hasta la cabeza. Zapatillas, medias tubo que apenas dejan ver sus rodillas, un pantalón corto amplio, chomba y gorra. Todo inmaculado y al mismo tono.

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La alegría de volver a sentir la satisfacción del triunfo después de dieciocho años hizo valer todos aquellos entrenamientos sobre arcilla y cemento en el (Ricky(?)) Fort King Tennis Center. Ahora tocaba medirse ante Taylor Townsend, actual 389° WTA, ex líder del ranking junior en 2012 y promesa del tenis estadounidense. “Me encantó haber jugado con alguien tan buena como Taylor. Pude ver qué partes de mi juego funcionaron y cuáles otras debo seguir trabajando. Uno solamente puede aprender jugando en el alto nivel”, señalaba Falkenberg luego de haber perdido previsiblemente por 6-0 y 6-0, en 36 minutos de partido, en el cual solo ganó doce puntos.

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Taylor Townsend, la verduga de Gail.

Sin importar este resultado, en el círculo íntimo de este tipo de torneos manejados por la Federación Internacional del Tenis (ITF), Falkenberg es conocida como “The Legend” (La Leyenda). El elogio de sus colegas le llegó a través de Keri Wong (921° WTA), otra tenista estadounidense de 26 años, quien alimentó el ego de esta veterana luchadora.

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A pesar de su particular palmarés, Falkenberg de ninguna manera pierde el optimismo y apunta alto para lo que resta de su juvenil carrera. “Mis objetivos son ganar dos partidos seguidos en el circuito, mejorar y ganar cuando tenga setenta años”, cierra ilusionada “The Legend”.

EL DÍA QUE CASI LE GANA A JENNIFER CAPRIATI

En un evento preclasificatorio para Big Amelia Tournament –torneo que solía integrar el circuito profesional- , donde la ganadora obtendría un wild card para el cuadro principal, Falkenberg enfrentó a Jennifer Capriati. Por ese entonces, la ex número uno del mundo tenía 13 años y, según nuestra veterana protagonista, venía de ganar el campeonato nacional para menores de dieciocho años. Finalmente, en aquel match  disputado en Orlando, Falkenberg perdería 7-6 y 6-4, pero tiene grandes recuerdos. “Para mí era el segundo partido del día, porque esa mañana había vencido en tres sets a la jugadora número uno de la Academia Bollettieri. Estaba cansada, pero probablemente haya sido la mejor jugadora contra la que he jugado”.

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Capriati, campeona de Roland Garros 2001.

Jarkko y su última función en césped

29 Jun

En el Court 2 del All England Lawn Tennis Club, el tercer estadio en importancia de Wimbledon, la batalla de los veteranos terminó. Ambos jugadores competían por última vez en la Catedral del tenis. Ambos jugadores luchaban por no despedirse del mítico certamen londinense y tener una nueva experiencia en el césped más afamado del mundo. Antes de arrancar el match sabían que de ganar, en la siguiente ronda, seguramente encontrarían su despedida. Novak Djokovic, en segunda rueda, esperaba al ganador con los brazos abiertos y los dientes afilados. Sin embargo, qué mejor que despedirse del Grand Slam más prestigioso en la Cancha Central, frente al número uno del mundo y campeón defensor. Una hermosa última vez en el pasto. Para darse ese gustazo debían ganar. En el quinto set, y luego de cuatro horas de partido, Jarkko Nieminen venció a Lleyton Hewitt por 11-9 en el set decisivo. El finlandés tiene una vida más.

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El saludo de los casi retirados. / Ph: USAT

De un lado de la red Lleyton Hewitt, ex número uno del mundo y campeón de Wimbledon en 2002. El australiano de 34 años anunció su retiro en enero de 2015, cuando comunicó que su último torneo sería el Australian Open 2016. Lo de Jarkko Nieminen es más reciente. Algunos días atrás, el tenista nórdico de 33 años le confirmó a varios medios finlandeses que en octubre, durante el torneo de Estocolmo, se despediría del tenis. También está prevista una exhibición en noviembre, en Helsinki, junto a Roger Federer. Más tarde, Nieminen, en su sitio oficial, oficializó su inminente retiro.

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El festejo fue medido.  Nieminen sabía lo que significaba para Mr. C’mon jugar por última vez en Wimbledon. En la red, los dos rubios se fundieron en un abrazo que sirvió como muestra de afecto y reconocimiento al trabajo de tantos años. Hewitt fue treinta veces campeón en el tour, donde se destacan los títulos del US Open 2001, Wimbledon 2002, y la Copa de Maestros en dos oportunidades; Nieminen, 13° del mundo en 2006, cuartofinalista de tres de los cuatro Grand Slam (le faltó Roland Garros) y además finalizó catorce temporadas consecutivas dentro de los cien mejores del mundo. Dos viejos zorros que dan sus últimos pasos por el circuito.

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Antes de hacer periodismo, en EfectoTenis somos aficionados del tarot (?):  tiramos las cartas y leemos el futuro. Por eso, durante el Argentina Open, le pedimos a Gustavo Colqui, uno de los encordadores oficiales del ATP de Buenos Aires, que se ajuste la GoPro a su frente y encuerde la raqueta del finlandés. Acá va nuestro pequeño homenaje a Jarkko, tenista al que entrevisté para la página oficial del certamen porteño y donde también lo hicimos jugar bádminton, el deporte de su esposa. Peremo’ que te guste, Shark (?).

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La visión del encordador que utilizó un encordado Luxilon Alu Power con una tensión de 24 kg.
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Jarkko y el bádminton, durante la producción del Argentina Open.

Caminando hacia el profesionalismo

16 Oct

“Creo que jugar Juniors les da ciertas cosas como conseguir sponsor de ropa, algunos te dan un bonus desde lo económico pero también es un arma de doble filo. Hay mucha gente que ha ganado Roland Garros o Wimbledon Junior y después no existe”, dice el argentino Marco Trungelliti, actual 330° del ranking, que con sus palabras plantea la posibilidad del fracaso en la búsqueda del profesionalismo. Continuando con la mirada analítica del tenista santiagueño de 24 años, que en ocasiones escribió interesantes textos donde se ponía en la piel del periodista, Trungelliti le dijo a EfectoTenis: “Al ser tan chico y tener cierta fama depende mucho de la forma en que hayas sido educado. Hay padres que no están preparados y se meten, entonces no termina siendo algo sano. Tampoco para los padres que de repente creen que tienen un jugador que ha tenido una buena actuación en un Grand Slam Junior y después el paso es muy grande. Pasas de jugar con chicos de tu edad, como tope de 18 años, a como tope 35. Los años de experiencia pesan, te tiran la camiseta, y son muchas cosas que de repente te encontrás. Hay otros que no están acostumbrados a perder y empieza la crisis de confianza”.

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El santiagueño Marco Trungelliti al servicio.

A pesar  que han sido varios los campeones de Grand Slam Junior y número uno de esa modalidad que han logrado triunfar en el circuito ATP, hay otros tantos que han quedado en el camino. Pensando en otro trayecto hacia el profesionalismo, jugar Futures, sin haber tenido una vasta experiencia en el mundo de los menores de 18 años, es otra posibilidad. “Particularmente prefiero la parte de jugar Futures. Te puede ir bien, te puede ir mal, pero en algún momento tenés que seguir. Mucha gente, por lo económico, prefiere jugar los Futures de acá”, completa Trungelliti que en su adolescencia jugó unos pocos torneos de la gira COSAT y como explica prefirió el camino de los Futures.02

Al otro lado del Océano Atlántico, y mediante las facilidades que otorga la tecnología, el español Sergio Troncoso, manager deportivo de varios juniors españoles, y encargado de la organización del recientemente finalizado “Nike Junior Tour” desarrollado en tierras ibéricas, ayuda a bosquejar el panorama de aquellos jóvenes talentos que experimentaron la angustia de sus frustrados intentos por llegar al profesionalismo.

Troncoso, durante cuatro años fue el manager del precoz supertalento Carlos Boluda,  un niño que a los 14 años lo llamaban “el nuevo Nadal”. Por 2006, Boluda, nacido en Alicante, tenía contrato con la firma deportiva “Nike”, mientras que también había sido el único jugador en ganar dos veces consecutivas (2006 y 2007) “Les Petits As”, uno de los torneos más tradicionales y prestigiosos del mundo junior, que reúne a los mejores jugadores de entre 12 y 14 años. Más tarde llegaría el infierno para el joven español que abrumado por lesiones y presiones se alejó de los primeros planos.
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A la izquierda Boluda, en el centro Troncoso.

EfectoTenis: Marco Trungelliti me planteó la incertidumbre sobre cuál era el mejor camino que podían tomar los Juniors en su afán por llegar al profesionalismo. Teniendo en cuenta el ejemplo de Carlos Boluda, donde luego de tantas victorias en Juniors, acostumbrarse a perder fue duro, ¿cuál crees que es el mejor camino?

Sergio Troncoso: – Bueno, creo que no hay un camino perfecto depende de cada jugador y su evolución. Los Grand Slams Juniors son un termómetro muy importante. Si ahí lo hacen bien, con la presión que tienen, es que están medianamente preparados para pasar a los profesionales. Con la cantidad de Futures que hay cada semana por todo el mundo, el nivel de estos torneos ha bajado respecto a años anteriores. El salto grande viene después, en los Challengers, donde hay una diferencia brutal respecto a los Futures. Igualmente, cada jugador es un mundo.

Respecto al caso de Carlos, fue jugando y a medida que avanzaba, llegó un momento que no evolucionó más principalmente por su físico y la cantidad de lesiones que tuvo. Dejó de ganar en el tenis.

Carlos (Boluda) fue un niño prodigio y ganar tanto no le vino nada bien, bueno, para los contratos sí. Luego, su no evolución física (mide 1,70), sus graves lesiones (muñeca, pies), sus miedos a superar toda esa presión, su entorno que tampoco ayudó mucho hizo que no evolucionara adecuadamente para su desarrollo tenístico. Todos tenemos parte de culpa en ello. Yo, el primero en no haber sabido cortar ciertas cosas desde un principio.
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Recomendable documental sobre la particular historia de Carlos Boluda.

– ¿Cómo manejás a un chico que a causa del tenis empieza a no ser feliz?

Bueno, tristemente hay muy pocos que disfrutan jugando al tenis aunque parezca una perogrullada. Hay que enseñarles a «disfrutar sufriendo», me gusta mucho este término. Hay que enseñarles a los chicos que el tenis es un deporte de perdedores porque todas las semanas pierden todos menos uno, pero también cada semana te da una nueva chance y es más importante ser regular que cualquier otra cosa. Pienso que a los chicos hay que explicarle muy claro cómo es el tenis para que no se lleven desengaños.


Perlita de Tenis Pro: Robredo hablando del particular apellido «Boluda».

Siguiendo con la vuelta al mundo en búsqueda de testimonios, Australia es el próximo destino de EfectoTenis que se encontró con Carlos Cuadrado, el último campeón español de Grand Slam Junior. En 2001, en el único torneo ITF que disputó, Carlos Cuadrado venció a Brian Dabul –argentino ex N°1 Junior- en la final del mítico torneo parisino. A pesar de su promisorio futuro, Cuadrado a causa de sus múltiples lesiones no pudo cumplir con las expectativas generadas por los buenos resultados. Su mejor ranking fue 222° en la temporada 2006. “No diría que fue el gran momento de mi carrera, creo que mentalmente me paso muy desapercibido. No lo disfrute como lo debería haber disfrutado, a lo mejor porque fue el único torneo ITF que jugué. Quizás porque no me lo esperaba y estaba muy ocupado jugando Futures y Challengers. La verdad que no lo sé”, responde desde Melbourne, Australia, donde se desempeña como entrenador nacional de la federación del país oceánico.
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Cuadrado levantando el trofeo de campeón de Roland Garros Junior.

“Creo que el mejor camino es algo intermedio. Definitivamente tener ranking suficiente para poder jugar los Grand Slam Junior te permite medirte con la gente de tu edad. Pero siempre jugando bastantes Futures donde compites con gente mayor, es positivo para empezar a experimentar esas sensaciones”, completa Cuadrado, retirado en 2008 y que actualmente practica como principiante surf y ciclismo, hobbies que según él no los hace bien.
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Volviendo a las latitudes a las que estamos acostumbrados, durante la presentación de los dos Challenger que se disputan en Argentina (San Juan y Córdoba), Diego Schwartzman  ofreció su visión y experiencia sobre la búsqueda del profesionalismo. “No hay alguien que diga que un camino es mejor que el otro. Yo no pude jugar prácticamente nada en Junior por un tema económico, me costó mucho. Tenía que elegir una de las dos opciones, y justo la Asociación Argentina de Tenis (AAT) empezó a hacer muchos más Futures en la Argentina. Preferí gastar la plata que tenía para poder viajar dentro del país que es menos costoso que hacerlo como Junior. Si estas fuera de los tres de Argentina no hay ayuda económica”, dice Schwartzman, actual 89° del ranking, que al igual que Trungelliti comenzaron en el último escalón del profesionalismo.

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En la cancha central del US Open y frente a Djokovic, Schwartzman tiró el famoso «Topo Gigio».

“Te tenes que ir adaptando. Aunque seas muy bueno en Junior, tenés que adaptarte a otro tipo de torneos. Los torneos Junior son muy profesionales, son organizados casi como un ATP. Después caés en los Futures, donde la verdad que algunos tienen muchas cosas malas como los entrenamientos, las pelotas y los lugares donde se juegan. Hay que adaptarse. A todos les cuesta. A algunos dos, tres meses, a otros un año, a otros dos, pero los que son buenos se terminan adaptando a todo, ganan y pasan rápido esa etapa”, aclara el “Peque” que en 2012 ganó seis Futures y su primer torneo Challenger, en Buenos Aires.

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Por último, Daniel Orsanic, Director del área de Desarrollo de la AAT, un hombre experimentado en el mundo de los jóvenes tenistas le contó a EfectoTenis su visión: “El camino que a mí más me gusta es que los chicos aprovechen cada etapa y las vayan pasando de manera sólida, no por copiar a otro que le está yendo mejor en una etapa más arriba. Cada jugador tiene su proceso y eso hay que entenderlo. Particularmente me gusta que se puedan sentir buenos en su categoría pero siempre mirando más allá, hacia la madurez del jugador. Si tienen buenos resultados en su categoría, mejor, porque les va dando confianza, pero no es definitivo. Después, cuando tienen entre 16 y 18 años, apuntar a jugar los Grand Slam, a donde en un futuro ellos quieren volver como profesionales. Es un registro muy bueno a nivel motivacional para codearse con los mejores del mundo, estar entrenando al lado de los mejores jugadores del mundo o peloteando con ellos. Hay algunos que podrán jugar los Grand Slam Junior y otros que llegarán, si Dios quiere, cuando sean profesionales. Un camino solo no hay, hay muchos. Lo importante es que cada jugador pueda ir superando y solidificándose en cada una de sus etapas y que dé el próximo paso de manera consistente”.
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Daniel Orsanic. / Ph: Prensa AAT.